Inteligencia Artificial en la Educación Chilena: ¿Oportunidad o Desafío?
Por Alejandro Araya Valdés (abogado y magister en ciencias políticas)
INTRODUCCIÓN
En tiempos donde la tecnología avanza a pasos agigantados, es imposible mirar hacia el futuro sin preguntarse cómo estos cambios afectarán los cimientos de nuestras sociedades. La educación, base del desarrollo humano y motor de movilidad social en cualquier país, no escapa a esta transformación. En Chile, en particular, la inteligencia artificial (IA) ha comenzado a abrirse camino en aulas, plataformas digitales y laboratorios pedagógicos, prometiendo modernizar los métodos de enseñanza y personalizar los aprendizajes. Esta integración, sin embargo, no es neutra ni exenta de matices. Al contrario, abre una discusión tan fascinante como urgente sobre los límites, riesgos y potenciales que estas tecnologías traen consigo.
DESARROLLO
Hoy en día, cuando hablamos de inteligencia artificial en las aulas chilenas, no lo hacemos desde una utopía lejana ni desde la ciencia ficción. Ya es una realidad tangible en diversos espacios educativos, desde institutos técnicos hasta escuelas públicas y privadas. Instituciones como Duoc UC y AIEP han comenzado a experimentar con programas de formación docente que integran la IA en sus procesos de enseñanza, además de asistentes virtuales que acompañan tanto a estudiantes como a profesores.
Uno de los aspectos más visibles de esta transformación es la introducción de asistentes virtuales que permiten resolver dudas al instante y personalizar la experiencia de aprendizaje. Estos sistemas no solo alivian la carga de los docentes en contextos de alta demanda, sino que también democratizan el acceso al conocimiento.
Otro aspecto importante es la personalización del aprendizaje mediante plataformas que adaptan los contenidos al ritmo de cada estudiante para respetar sus tiempos e intereses.
Sin embargo, existen desafíos importantes como garantizar la protección de datos personales o abordar las brechas digitales entre zonas urbanas y rurales.
CONCLUSIÓN
La llegada de la inteligencia artificial a las aulas chilenas representa un avance significativo pero también plantea desafíos éticos y pedagógicos importantes. Es fundamental encontrar un equilibrio entre el uso responsable de la tecnología y el valor del acompañamiento humano en el proceso educativo.
Chile tiene la oportunidad única de construir un modelo educativo inclusivo y ético que aproveche todo el potencial transformador que ofrece la inteligencia artificial. Para lograrlo se requiere voluntad política, inversión adecuada e una visión centrada en las personas como protagonistas del proceso educativo.