Mariano Sánchez: unidad y progreso para el futuro de Linares
Por Mariano Sánchez (director de Estudio Linares)
Nuestro ecosistema productivo local ha estado desarticulado, con esfuerzos aislados que se diluyen por la falta de conexión entre los actores clave. Esta fragmentación nos ha hecho perder oportunidades valiosas de crecimiento y nos ha llevado a enfoques cortoplacistas, centrados en la supervivencia del negocio diario. Pero hoy, el mundo nos exige mirar más allá. Necesitamos una visión de futuro que nos permita construir con pasos firmes y constantes.
Nuestra catedral, el edificio más bello de nuestra ciudad, nos ofrece una metáfora poderosa. Cada ladrillo fue colocado con un propósito común. Los arquitectos dibujaron los planos, los albañiles levantaron las paredes, y la comunidad entera aportó recursos y voluntad. No fue la obra de un solo individuo, sino de una red de personas que -con fe en el futuro- levantaron nuestra catedral. Probablemente, algún nieto de aquellas personas hoy la observa consciente —o no— de que fue posible gracias a un esfuerzo colectivo.
Esto nos deja una lección clara: no se trata solo de “pegar ladrillos", sino de entender que somos parte de algo más grande. La tarea diaria tiene sentido cuando se enmarca en un propósito mayor. Hoy, nuestro desafío es construir nuestra propia "catedral del desarrollo", donde la innovación y el emprendimiento se conviertan en los pilares de nuestro crecimiento.
Para lograrlo, es imprescindible superar los muros que nos separan. La colaboración es clave para los desafíos del siglo XXI. Las alianzas entre el sector público, privado y la sociedad civil nos permitirán acceder a los recursos, la tecnología y el conocimiento que se requieren para crear un ecosistema de emprendimiento robusto. No es suerte que las ciudades progresen; es porque articulan sus esfuerzos hacia objetivos comunes. Exactamente lo que debemos hacer.
Innovar no es solo crear algo nuevo; es atreverse a hacer las cosas de forma distinta, más eficiente y más inclusiva. Emprender no es solo abrir un negocio; es asumir el compromiso de generar valor para la comunidad. Es hora de mirar hacia el futuro y actuar: dejar atrás la desconfianza que nos aísla y comenzar a construir juntos.
Nuestros abuelos no construyeron muros, sino catedrales. Hoy tenemos la oportunidad de hacer lo mismo. Con innovación, emprendimiento y colaboración, pavimentaremos un camino hacia una ciudad más justa, moderna y próspera. No será fácil; ya que el legado que dejemos no será solo para nosotros sino para las futuras generaciones.